idea de religión y ciencia con esa pizca de cosmos

Noche del 6 de diciembre del 2019. 


A veces salir de casa se vuelve mucho más que simplemente salir de casa. Ermitaños entenderán a lo que me refiero, aunque no, no pertenezco a tal grupo irónicamente social con una vida solitaria. Tan solo me gusta estar dentro, externa e introspectivamente.

En fin, hoy al salir experimenté las mil y una sensaciones típicas de seguir dentro, pero estando afuera. Un cuerpo físico sobre alguna calle poco transitada pero sin dejar de ser pública, acompañada de una mente que de manera casi sobrenatural se refugia en su propio registro de lo real: un cuerpo mayormente mental que corporal.

A los saltos bajé los escalones que unen la puerta del hogar con la vereda tan pisoteada.

Cruzando la calle me encontré en paz.

Sintiendo la no tan dulce sensación del frío.

Pensé que si el frío fuera un sabor, justamente dulce no sería.

No pasó mucho tiempo hasta que escuché el coro proveniente de la iglesia. Entre tanto silencio, sus cantos suaves destacaron. Los cantos eran dulces y desinteresados: un dúo surgiente de ese amor incondicional que podía percibirse en el aire dadas las vibraciones de su sonido. No comparto su religión, mucho menos su iglesia. Pero me gusta creer que aquellas personas creen.

Gente: crean, mucho.
Unos cuántos días atrás me propuse pensar en religión y sólo religión. Mantener puro su propio concepto y no mezclarlo para evitar generar términos manchados. Nada de iglesias y mucho menos Estado.
Religión. Terminé enseñándome ideas valiosísimas; la importancia de creer, de tener fé y sobretodo de escucharse a uno mismo, permitiéndote ser tu propio guía.

Cómo humanidad, desde mi opinión, tendríamos que seguir avanzando sin tantos miedos de por medio. No dejemos de amar ni de creer, eso podría conllevar fines tágicos. Sigamos siendo humanos sintientes y pensantes.

Después de indagar un rato en tal planteo, casual o causalmente miré el cielo. Se veía aquella estrella que alterna de color azul, a verde y también a rojo en casi una milésima de segundo. Ese astro nunca había podido dejar de llamar mi atención cuál imán negativo ubicando al positivo. ¿Será una estrella? Hace años supe que en verdad se dice que es un planeta gaseoso, y ahí es dónde decae el porqué de su cambio de matices. Quizá dentro mío sepa que en realidad es una estrella. O quizás siga equivocada.
No dispongo de las herramientas para confirmar la veracidad del asunto en este momento. Aún así, la herramienta que me inspira a desafiar la ciencia re-pensándola me parece suficiente. Y está bien, la verdad absoluta decae en cada mente y su relatividad. La ciencia no es una excepción, por más que se crea estar establecida.

Y ahora, estoy en un colectivo cuyas ruedas se niegan a frenar hasta la próxima parada. Admito haber entrado en desesperación al notar que mi campo visual no podría entregarme ningún espacio para que mis ojos descansen y vean algo pasar (por mucho que busqué, no encontré ninguna ventana). 

Por eso es que me decidí a escribir estos fragmentos, recordando lo que horas atrás había pasado por mi cabeza la salir de casa.

Texto: Celina Anf. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

VOLCÁN NEVADO -completo-

—Sinestesia, ¿qué es la música?

VN5: Buscando el balance en la dicotomía.

VN1: El bosque desde un tren.

metamedicina VS pandemia global

VN2: ¿Qué es un árbol?

VN3: ¿Qué es la ciudad?

las manos de la abuela